enviado por acervantes@icpna.edu.pe
Ana Cervantes
Este perrito estaba dando vueltas cerca a mi casa (San Miguel - Av. Pio XII), siguiendo a una perrita en celo... Estuvo por varios días en la avenida con otros perros, y una noche lo encontré dormidito, y parecía enfermo... Apenas abría los ojitos y no se levantó a pesar de yo acercarme y llamarlo. Pero apenas se apareció la perrita en cuestión, Blackie se levantó y empezó a seguirla el pobre, cojeando, todo débil y adolorido. Pensamos que lo había atropellado un carro, porque gemía y estaba cojeando bastante de la patita derecha y estaba muy débil.
Con la ayuda de una amiga lo llevamos a un veterinario por mi casa para q vean su patita. Tiene una leve infección por unas mordidas en su hociquito y en la patita derecha. Está tomando antibióticos, lo hemos desparasitado y también se le ha puesto un antipulgas. Lo tuve en mi casa por un día porque no teníamos donde llevarlo... desde el domingo está en una veterinaria donde puede quedarse unos días más, pero está en una jaulita... Mi amiga y yo lo estamos visitando para que no se estrese ni se vuelva arisco... Ninguna de las dos puede quedárselo pues ya tenemos perro y ella por motivos de salud no puede hacerse cargo de otro más. Y yo vivo en un primer piso compartido con la dueña, que ya aceptó a una perrita que tengo, pero ya me advirtió que de ninguna manera aceptaría uno más.
Estamos en busca de un albergue temporal para cuando salga del veterinario. También le estamos buscando casa entre nuestros conocidos, pero el veterinario ya nos ha dicho que nos recomienda que lo saquemos de ahí este fin de semana, por las infecciones que pueden traer otros perritos, y bueno... no lo puede tener mucho tiempo.
Es de tamaño mediano y pesa 18 kilos. Parece cruce de labrador por la forma de su cabecita, pero no es grande. Es más grande que un cocker, pero no tanto
como un labrador. Según el veterinario tiene alrededor de 2 o 3 añitos. Es mansito; yo lo cargué para meterlo al carro de mi amiga, y adolorido y todo como
estaba, no se resistió ni gruñó, ni nada. Le he dado pastillas sin problemas... Se deja quitar el plato de comida sin gruñir, y con mi perrita se portó muy dócil en
casa. Lo llevé a mi casa por un día, y en las primeras horas estaba tenso, no sabía qué hacer; en la noche estuvo un poco nervioso, pero luego se tranquilizó, y
se puso a jugar con mi perrita. Luego se echó a mi lado a descansar. Algo que me llama la atención es que a veces cuando me sigue, mete su cabecita entre mis piernas... eso me hace pensar que es probable que haya tenido dueño... no sé.
Nos parece que no es un perrito que pueda sobrevivir en la calle.
Ana Cervantes